Agosto 6 de 2009
GUADALAJARA, JALISCO — Hoy en el sexagésimo cuarto aniversario de los ataques nucleares a Hiroshima y Nagazaki, muchos nos sentimos avergonzados de aquel acto atroz. Desde luego nos preocupa que algo así vuelva a ocurrir.
La realidad es que el mundo actual no ha cambiado mucho desde entonces, la hegemonía política, cultural y económica que rige a la humanidad sigue cimentándose en actos de violencia que en cualquier momento pueden desencadenar conflictos, incluso con armas nucleares.
La violencia va más allá, día a día los humanos atentamos contra el medio ambiente y la vida en el planeta, al hacerlo también estamos violentando los derechos de las futuras generaciones, entre ellas la de nuestros propios hijos. Pero la humanidad ha empezado a pagar la irresponsabilidad de sus actos.
Además del peligro de un holocausto nuclear, la comunidad científica internacional coincide que otra gran amenaza para la vida del planeta es el calentamiento global, que como ya sabemos es provocado principalmente por el uso desmedido de combustibles fósiles como el carbón, el gas y el petróleo.
Los líderes del mundo empiezan a reaccionar tibiamente al problema. Sin embargo, los alcances del fenómeno demandan medidas urgentes y sobre todo obligatorias para evitar que la temperatura promedio del planeta aumente 1.5°C y de esa forma evitar una catástrofe climática.
En ese contexto es importante mencionar que en diciembre próximo se efectuará una cumbre sobre clima en la ciudad de Copenhague, Dinamarca, de la que se espera un acuerdo sucesor al de Kyoto, el cual ya es obsoleto, sobre todo por que algunas naciones, entre ellas los Estados Unidos de América (Mayor emisor de gases de efecto invernadero), no lo firmaron.
En Copenhague seguramente se oirán voces que promuevan el uso de la energía nuclear como solución, algo que sin duda es falso, ya que dicha tecnología, al menos como hoy la conocemos, es cara, contaminante y sobre todo muy peligrosa. De ninguna forma es una alternativa para combatir el cambio climático. La verdadera solución está en la eficiencia energética, es decir, el ahorro y uso racional de la energía, y el uso de fuentes renovables de energía como la solar y eólica.
Entre otras cosas, la peligrosidad de la energía nuclear radica en que está basada en la minería del uranio y su proceso de enriquecimiento, ambas actividades sumamente contaminantes. Los reactores nucleares suelen ocasionar graves accidentes como el de Chernóbil y además producen residuos radioactivos para los cuales no existe aún un proceso de gestión seguro. Además las plantas nucleares generan plutonio que es la materia prima para fabricar armas atómicas.
Este jueves 6 de agosto las organizaciones Movimiento Humanista en Guadalajara, Mundo Sin Guerras, Marcha Mundial por la Paz y la NO-Violencia, Instituto de Intercambio Cultural México-Japón, Instituto Jalisciense de la Juventud, Comisión Estatal de Derechos Humanos, Ateos de México, SOS Bambino, Amnistía Internacional y Greenpeace Grupo Local Guadalajara, se reunieron en el Ex-convento del Carmen para conmemorar el ataque nuclear que mató a más de un cuarto de millón de japoneses, la mayoría civiles inocentes.
GUADALAJARA, JALISCO — Hoy en el sexagésimo cuarto aniversario de los ataques nucleares a Hiroshima y Nagazaki, muchos nos sentimos avergonzados de aquel acto atroz. Desde luego nos preocupa que algo así vuelva a ocurrir.
La realidad es que el mundo actual no ha cambiado mucho desde entonces, la hegemonía política, cultural y económica que rige a la humanidad sigue cimentándose en actos de violencia que en cualquier momento pueden desencadenar conflictos, incluso con armas nucleares.
La violencia va más allá, día a día los humanos atentamos contra el medio ambiente y la vida en el planeta, al hacerlo también estamos violentando los derechos de las futuras generaciones, entre ellas la de nuestros propios hijos. Pero la humanidad ha empezado a pagar la irresponsabilidad de sus actos.
Además del peligro de un holocausto nuclear, la comunidad científica internacional coincide que otra gran amenaza para la vida del planeta es el calentamiento global, que como ya sabemos es provocado principalmente por el uso desmedido de combustibles fósiles como el carbón, el gas y el petróleo.
Los líderes del mundo empiezan a reaccionar tibiamente al problema. Sin embargo, los alcances del fenómeno demandan medidas urgentes y sobre todo obligatorias para evitar que la temperatura promedio del planeta aumente 1.5°C y de esa forma evitar una catástrofe climática.
En ese contexto es importante mencionar que en diciembre próximo se efectuará una cumbre sobre clima en la ciudad de Copenhague, Dinamarca, de la que se espera un acuerdo sucesor al de Kyoto, el cual ya es obsoleto, sobre todo por que algunas naciones, entre ellas los Estados Unidos de América (Mayor emisor de gases de efecto invernadero), no lo firmaron.
En Copenhague seguramente se oirán voces que promuevan el uso de la energía nuclear como solución, algo que sin duda es falso, ya que dicha tecnología, al menos como hoy la conocemos, es cara, contaminante y sobre todo muy peligrosa. De ninguna forma es una alternativa para combatir el cambio climático. La verdadera solución está en la eficiencia energética, es decir, el ahorro y uso racional de la energía, y el uso de fuentes renovables de energía como la solar y eólica.
Entre otras cosas, la peligrosidad de la energía nuclear radica en que está basada en la minería del uranio y su proceso de enriquecimiento, ambas actividades sumamente contaminantes. Los reactores nucleares suelen ocasionar graves accidentes como el de Chernóbil y además producen residuos radioactivos para los cuales no existe aún un proceso de gestión seguro. Además las plantas nucleares generan plutonio que es la materia prima para fabricar armas atómicas.
Este jueves 6 de agosto las organizaciones Movimiento Humanista en Guadalajara, Mundo Sin Guerras, Marcha Mundial por la Paz y la NO-Violencia, Instituto de Intercambio Cultural México-Japón, Instituto Jalisciense de la Juventud, Comisión Estatal de Derechos Humanos, Ateos de México, SOS Bambino, Amnistía Internacional y Greenpeace Grupo Local Guadalajara, se reunieron en el Ex-convento del Carmen para conmemorar el ataque nuclear que mató a más de un cuarto de millón de japoneses, la mayoría civiles inocentes.
— Víctor Busteros
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